La orilla no es el final.

Un mar que invita a soñar con las olas,

con la paz de aquella arena soleada,

con la lejana quietud del roto silencioso,

con un mundo que rodea nuestro penar recatado

mar de espuma, nieve salada, mortal

como la vida en la playa

llega al final... y se va,

como la vida varada...

tan llena de libertad

que en contacto con la arena,

se pierde sin un bramido,

perdiendo una bella fuerza

muriendo en esa su orilla

sin que se pueda evitar.

Lealtad

Miradas perdidas en los reposados días,

tranquilidad rebuscada en la perdida alma,

reposo que busca el motivo de la calma

que nos invade impasible mientras su corazón mira.

Amor incondicional, que no busca explicación

sana y paciente, relajada en esa paz interior

en esa cándida limpieza que nace del corazón

sin preguntarse siquiera si amas tu o amo yo.

Tranquila y firme existencia,

placido sueño sin prisa

todo sin nada, sin mas.

Todo dado sin maldad,

todo paz, tranquilidad

y no es mas que... Lealtad.

Sin destino

Un camino, sendero desconocido,

ruta de ríos escondidos

sin mar fruto del destino,

sendero perdido de un rio

de un lugar desconocido,

laberinto de una mente

que sin mar donde morir

busca un sendero, un camino

de ese rio que esta escondido;

almas perdidas sin mar

sin rumbo, sin un destino

que navegan sin cesar

sin un mar donde morir

sin encontrar un final,

solo el pasar, entre montañas

perdido.

Cercano infinito.

Partimos de un mundo tan grande y finito

tan alocado, cruel y maldito

que olvidamos la grandeza del aquel lejano infinito,

de los cielos, las montañas, soledad,

verdes vacíos engullidos de cielos grises

tan cargados de limpieza y humedad

que olvidamos la grandeza de aquel cercano infinito,

sin senderos, sin destinos, soledad.