ROZA EL VIENTO

ROZA EL VIENTO

 

El lamento de la ola surca un mar de infiernos grises,

embistiendo el desaliento entre nubes de algodón,

sin distancias sin recuerdos, solo el mar y el dulce amor,

persiguiendo infatigable aquel rastro que dejó.

 

El lamento de la ola, en silencio va apagando

disolviéndose en las nubes que ahora pasan sin rencor,

dejando el rastro del llanto, siempre prendado de amor

y en la colina la vista protegiéndola del Sol.

SE EQUIVOCO

SE EQUIVOCO

El mar que entre las nubes se perdía,

soñando en horizontes infinitos,

pario olas perfectas entre espumas

que en busca de la orilla de sus sueños

amo arenas mojadas invencibles…

nació entre las tormentas una ola,

creció en la pleamar de lunas nuevas

surcando suavemente las mareas,

buscando aquella barra inexistente

y alzando bella cresta sobre el mar.

Y ver como rozaba aquellos cielos

prendado se quedó  de aquella duna,

la misma de dorados resplandores

aquella que a la sombra de los pinos

la sombra acogedora dio el frescor

al pairo envidioso de la orilla.

Crecida por amor siguió subiendo,

trepo sobre la mar sin saber cómo,

y el viento que observaba revoltoso,

siento como la duna la observaba.

Quizás solo una vez eso pasara,

y al fin la bella ola enamorada,

beso con frenesí arenas doradas

fundiéndose de amor en un abrazo

con duna que a la sombra de los pinos

sintió el beso de amor de aquella ola.

HUELLAS

HUELLAS

 

Marca la orilla aquel paso

dejando sobre la arena

lo que la ola traviesa´

enseguida borrará.

 

La mar cubriendo la pena

la luna la pleamar

y en la bajura las huellas

que después se olvidarán.

 

Que triste queda la duna

con huellas que van tapando

lo que no ha de perdurar.

 

Que pena pues van quedando

donde no llega aquel agua

lo que si va perdurando.

SOLEDAD

SOLEDAD

 

Arenas de finas dunas

que envueltas entre las nubes

se sientan junto a la orilla

mientras esperan al mar,

arenas del sol doradas,

arenas que en su silencio

miran la arena mojada

esperando aquella ola,

la ola de la esperanza

que nunca regresará.

Arenas sin esperanza

tan necesarias al mar

que un castigo infinito

esperan aquella ola

que jamás las colmará.

Arenas de piel dorada

la que rozando a la orilla,

envuelta en la pleamar,

ansia que suba a mojarla,

aunque jamás llegará…

arenas al fin y al cabo

unas bañadas de mar

compartiendo misma playa

y una regada de amores

otra huérfana del mar.

TEMPLE

TEMPLE

 

Varado en la orilla perdida,

sin rumbo y anclado en tu mar

pensando en las noches perdidas

que el tiempo nos quiso robar

al pairo de un viento sin fuerzas

que solo precisa remar.

 

Varado en la orilla perdida,

perdido sin poder remar

soñando con olas y vientos

soñando con verte llegar.