LA MIRADA
Solo en el amanecer de salado
despertar
se disfruta de las vistas de ese
Cadiz de pleamar,
del que sintiendo los fríos del
madrugar sin rocíos,
hincha el pecho desprendido del
aroma de la amada
buscando al sol sobre mares de
Elcano que se marchó.
Quizás los años vividos entre
mares y escolleras,
oliendo a mares sin nombres
y a mareas sin apellidos
hicieron de aquellas vistas sin
horizontes perdidos
el remanso necesario para aguantar
sin rencores
ese dolor contenido que se ahoga
al despertar…
con la vista en esa orilla…
y el olfato aun prendido en el
aroma abandonado,
me arrebujo en la pasión
de las olas que me traen
el confort de los amores
los amores olvidados,
del pasado ahora hundido,
del presente de la orilla
y el futuro en ese mar
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