jueves, 2 de abril de 2020

RUBOR


RUBOR

 

La calma de mi espera me acuna en silencio

dejando que la nada me oculte los sueños,

mojadas las verdades del verso infinito

que lanza beso al mar que no tiene dueño.

 

Que dulce la marea, que calma la espera

que firme el pensamiento que en ti busca el mar

sintiendo que tus besos al fin llegaran

a lomos de caricias de amor y verdad.

 

Y al fin, caída la noche, de luna prendida,

tu mano roza el viento de dulce bondad

distancias que me traen sin yo haber buscado

la eterna confianza y amor de verdad.

 

 

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