LA PAZ
Mis ansías van tumbando mis sentidos,
tu ausencia alimenta el despertar,
dejando que clamores encendidos
naveguen rechazando aquella paz.
Y al fin, aquella mano sobre el rostro,
la leve claridad de aquel mirar,
los ojos, que ahora bajos, van besando,
ya dejan en el pecho un alta mar,
mareas que han despejado de un suspiro
el dulce navegar hacia un final.
Que dulce el sentir tus frescos labios,
aquellos que ahora besan sin cesar,
dejando que en la punta de su verbo
se muestre el corazón que sabe amar.
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