LA OLA ESCONDIDA
Surcan las olas sin
frio
ruge una mar que no
calla,
y en los esteros de
olivos
tu aroma que sabe a
mar
me van diciendo
bajito
que a veces, mejor callar,
que el amor es
infinito,
que las olas que se
van
buscan por siempre
su sitio,
y que todo llegara.
No existe eterno
impaciente
ni un divino de Pemán,
que un eterno penitente
se muere sin
esperar,
olvidando las
corrientes,
sin esperar
pleamar,
sentado junto a la
orilla
olvidando el que dirán.
Y aunque mil años ya
pasan,
y ha dejado de llorar,
va confiando en el
Padre
sin fiarse de su
sombra,
sentado junto a la
orilla
confía en su fiel
marea,
que un eterno rular
siempre llega hasta
la orilla
esa orillita del
mar.
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