SU PAZ
Se asienta en mi pecho el alma,
y en mareas adormecidas
me recuesto en tus abrazos
mientras percibo tu aliento.
Cuanta paz de atardecida,
cuanto gozo entre las nubes
cuantos besos a distancias
que me acercan a la infancia
de aquel amor sin maldades.
Que bella aquella sonrisa,
que profundo aquel abrazo,
que sin darlo, como ola,
arrebata el dulce amor,
arrastrando hasta mi orilla
esos besos de pasión.
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